Para Esteban-dido y sus pinnipedos, (los que aún nadan con él en el mar de la felicidad) los que deciden abandonar su cañería, son traidores, corruptos, bandidos, inmorales, drogadictos, traficantes, vendidos al imperio o a los empresarios, violadores; bueno les aplican los calificativos más perversos que se les ocurra.
Acaso no están enviando un mensaje por demás claro de que lo que la integran no es otra cosa que una guarida de delincuentes. Porque no entiendo como una persona puede ser recta, honesta, decente, honrada, leal, revolucionario, capaz, sabio, lo más puro y cristalino hasta dos minutos después que los abandonan.
Podemos intuir el grado de podredumbre existente en las entrañas de la bestia y que solo se conoce por cuentagotas a medida que vierten del lodazal. ¡Son tan estúpidos que ni siquiera eso son capaces de analizar.
Luis Varela Luzardo
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