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7 de febrero de 2010

CHÁVEZ, ESTO ES LO QUE PENSAMOS DE TÍ


CHAVEZ, ÉSTO ES LO QUE PENSAMOS DE TÍ...

Como estás Hugo? ¿Arrecho? ¿Ladillado de que nada te salga bien? ¿Harto de la incompetencia que te rodea? Te entiendo, debe ser frustrante la vaina, pero yo, de pana y todo, te tengo la solución.

Has dividido el país en dos toletes: los que te aman y los que te despreciamos. Dividiste mal, ese es tu problema, que no supiste hacer la raya de división.
El país ya estaba dividido antes de que tú llegaras, pero no como tú crees, en ricos y pobres, sino en competentes e incompetentes.
Los competentes crean; crean riqueza, crean progreso, crean dinero, crean empleo, crean belleza, y aunque suene loco y redundante, crean creación.
Los otros, no crean nada, son mendigos, ¡OJO! Eso no quiere decir que no tengan dinero, pueden tenerlo, pero no saben crear.
Sabes, es como... imaginar dos tribus que llegan a una isla, una isla hermosa y llena de animales comestibles, y frutas y vegetales y todo eso.
Una tribu se dedica a recolectar y cazar lo que consigue, la otra decide crear formas de sembrar, de criar animales, de luchar contra la naturaleza para depender lo menos posible de ella. Al cabo de un tiempo, las plantas y animales salvajes empiezan a escasear, así que la tribu cazadora/recolectora empieza a pasar hambre, la otra no, porque la otra no recolecta los alimentos, los crea.
Y ahí está el problema, Hugo, tu dividiste el país en recolectores/cazadores y sembradores/criadores, y te quedaste con los primeros, desechando a los segundos, atacándoles, eliminándoles.

Verás, Hugo, hace años llegó a Venezuela un señor, a un país donde no había televisión, y ese señor tuvo una idea, fundar un canal de televisión ¡Imagínate! Una apuesta peligrosa, un canal de televisión en un país donde nadie tenía un televisor ¿Le gustaría a la gente? ¿Estarían dispuestos a pagar por un aparato para ver su idea cristalizada? No era apuesta simple, pero él apostó.
Y esa mente brillante se rodeó de montones de gente, de los más capaces, los más creativos, los más sabios, los más trabajadores, desde ingenieros innovadores a obreros capaces, y él, en el centro, coordinando toda esa maravilla.
Y ese canal fue representación de lo que podemos hacer los venezolanos, de hasta que punto el ingenio y la constancia pueden construir, hasta que llegaste tú, y te quisiste apoderar de la obra
creada. Entonces le prohibiste transmitir en señal abierta, para tener la excusa de robarles su obra. Pero no te funcionó, por alguna razón extraña, lo que en sus manos era un canal rentable y muy visto, en tus manos se convirtió en un adefesio espantoso e inútil que da pérdidas.
Hoy terminas definitivamente con ese canal (o al menos eso crees), porque no puedes soportarlo, su existencia te recuerda que robar no te sirvió de nada.
Y así te pasa siempre, Hugo, es una constante, haciendas productivas que en tu manos son eriales, canales de rating que hasta exportan programas se convierten en bodrios que no ven ni los que te apoyan, industrias productivas que trocan en otras quebradas, hoteles que terminan siendo pensiones de mala muerte, mercados que acaban en bodega, bancos que acaban en lupanares de usureros...
Y así todo, así siempre...
¿Qué pasa, Hugo? ¿Por qué nada te funciona? ¿Cómo es que robas cadenas de oro y acabas con collares de plástico? ¿Qué falla, Hugo? ¿Qué falla?
Tienes el dinero, tienes la fuerza, tienes el poder ¡Y no te funciona! ¡Nada te funciona! Has gastado millones en armas, para amedrentar, para intimidar, tienes ejércitos regulares e irregulares bajo tu mando para oprimir, has comprado voluntades... ¡Y nada funciona! ¡Coño de la madre! ¡No te funciona!
Y no entiendes, eres presa de la ira porque no entiendes qué es lo que no funciona, porque usando tantos recursos no logras ya no crear, ni siquiera mantener lo que esos hombres hicieron.
Yo sí lo sé, Hugo, yo sé cuál es el problema, yo sé dónde está tu falla. El error es que no has expropiado la piedra angular de todo esto, no has expropiado lo que hace que un supermercado sea supermercado y no bodega, lo que hace que un canal sea visto y no un bodrio intragable que no ve ni la mamá del director, eso que hace que un hotel esté siempre a reventar y no parezca pensión de mala muerte... ¡El alma, Hugo! ¡El alma! ¡Eso es lo que tienes que expropiar!
El alma, eso que hace que un hombre cree, produzca, haga, invente. Esa cosa que permite salvar obstáculos, esa cosa maravillosa que hace que un hombre, una mota de polvo en el universo, se convierta en un gigante capaz de transformar su entorno, de someterlo a sus deseos.
No es dinero, Hugo, tú problema es de comprensión, no es dinero, es amor, es orgullo, es tenacidad, no es ganar cada vez más dinero, es tener una idea, enamorarte de ella, llevar la idea a la realidad, verla crecer, verla formarse, ver que cobra vida y maravillarte diciéndote “eso lo hice yo”, pensar que de no existir tú, esa maravilla no existiría, que está allí porque la pensante, la
imaginaste, la hiciste. Es sentir que aunque esa obra no pase a lo mejor a la historia de la humanidad, ni del país siquiera, será parte de la historia de mucha gente, gente que de una u otra forma trabajo en o para ella.
El problema, Hugo, es que cuando expropias, robas. Pero solo robas lo físico, robas edificios, muebles, máquinas, pero eso son solo cosas materiales, lo que realmente mueve todo es la suma de voluntades, lo que mueve todo es el cerebro y el alma de millones de hombres y mujeres que hacen que las cosas tengan vida, porque las cosas, cuando no tienen el alma del hombre que las hace útiles, no son nada.

Los zapatos, Hugo, no son nada, si no tienen al hombre que les de vida, no son capaces por sí mismos de hacer huellas y marcar camino, son sólo una mezcla de cuero, suela, hilos y pega, pero sin la mente del hombre, no son nada.
Y tú, Hugo, eres un pobre ser, un primitivo que piensa que si le robas a un hombre sus zapatos, podrás caminar como él. Lo que tienes que expropiar, Hugo, es el alma, y eso no lo puedes robar, no importa cuántos cañones tengas, ni cuantos macacos vestidos de verde amedrentador envíes, no importa cuánto miedo siembres, ni cuánto dinero regales, no puedes robar el alma ¡Y esa es tu arrechera! Que lo que nos quieres quitar, no nos lo puedes quitar, ni siquiera nosotros,
aún queriendo dártelo, podemos hacerlo, porque el alma es intransferible.
Lamentablemente, Hugo, tú me puedes quitar mi casa, mi negocio, mi dinero, y hasta mi vida, pero más de eso, no me puedes quitar, puedes incluso romperme el alma, eso no te lo niego, pero no la podrás usar ¡Nunca!
Así que, eso es, Hugo. Eso es lo que debes expropiar para que las cosas te funcionen, y como no puedes...


¡JÓDETE!


Febrero 7, 2010 en 10:57 am
LOS MANDAMIENTOS POPULISTAS

PRIMERO. Predicarás ideas que sabes falsas entre personas que sabes idiotas.
SEGUNDO. Jamás aceptarás que el populismo es un nombre tramposo porque, aun cuando deriva de la palabra pueblo, a la larga jamás beneficia al pueblo, sino a sus líderes, caudillos, caudillitos o caciques, auténticos adoradores de la demagogia.
TERCERO. Rechazarás en todo momento y en cualquier circunstancia la racionalidad y la prudencia, y preferirás incondicionalmente el llamado al rescate de los marginados, esfuerzo que de antemano confiesas inútil, pero que habrá de conducirte al poder.
CUARTO. Recurrirás a la manipulación de la opinión pública para que las masas te contemplen como a un dirigente esclarecido, infalible e indestructible… sobre todo indestructible.
QUINTO. Le demostrarás al pueblo una lealtad a prueba de fuego, aun cuando sepas que tus promesas son irrealizables porque conoces las reglas inflexibles impuestas por la economía. De esta suerte, el pueblo, en reciprocidad, te profesará una idolatría cuasi religiosa especialmente eficaz en el arreo del rebaño.
SEXTO. El populismo desprecia a la democracia. De ahí que debas constituirte en intérprete máximo de la voluntad popular, una especie de Papa político posición que te permitirá contar con los pretextos necesarios para dirigir tu gobierno hacia el autoritarismo.
SÉPTIMO. Deberás dominar, jamás representar y, para tal efecto, recurrirás a la coerción o al chantaje emocional. No olvides que se controla a las masas con sentimientos e impulsos, nunca con argumentos.
OCTAVO. Rechazarás el campo de acción del Poder Judicial. En un país de machos reporta enormes dividendos políticos el hecho de desafiar a la autoridad: desafíala públicamente, te encumbrarás.
NOVENO. Sabotearás la operación del Poder Legislativo para evitar la promulgación de disposiciones contrarias a los intereses del pueblo, o sea a los tuyos propios. Tomarás la tribuna o impedirás los accesos de los representantes populares a sus respectivas cámaras para que no voten leyes contrarias al pueblo, o sea, disposiciones que atenten contra tus planes políticos. A quien te llame golpista etiquétalo, con lo que sea, pero etiquétalo.
DÉCIMO. Atacarás a la prensa libre en forma encubierta. La información excesiva intoxica a los pueblos. Echarás mano del tesoro público para seducir a periodistas amantes de tu causa y de la evolución popular.
UNDÉCIMO. Desde la antigüedad los gobernantes se han intimidado ante las multitudes unificadas por algún motivo. Un recurso infalible para mostrar tu poder de convocatoria radica en tu habilidad para organizar enormes concentraciones de fanáticos. Deberás probar que tú eres el único de controlar a las masas con el mismo alarde de poder del domador de fieras de un circo.
DUODÉCIMO. Si 10 roban a uno por el sólo hecho de ser más les asiste la razón. Es la voz del pueblo. Las masas dirigidas por ti siempre tendrán un valor superior a las instituciones y a la ley. Nadie podrá argumentar en tu contra so pena de vérselas con una multitud enardecida.
DECIMOTERCERO. Te erigirás invariablemente como víctima para ganar cualquier contienda política. Lucra siempre con el sentimiento de piedad del pueblo. No olvides que VOX PÓPULI VOX BUEY.
DECIMOCUARTO. El populismo se define por su imprecisión ideológica. Deberás ser vago conceptualmente para dejarte abiertas todas las puertas.
DECIMOQUINTO. El populista perfecto divide al pueblo entre ricos y pobres. Divide y vencerás dice la máxima política. Lucharás en contra de la oligarquía para instalar un gobierno del pueblo, o sea un gobierno autoritario que habrá de velar por el pueblo, aun cuando posteriormente se olvide de éste y se vuelva su rehén.
DECIMOSEXTO. A más hambre y miseria mayores facilidades de manipulación populista. Resulta sencillo engañar a los moribundos con buenas noticias a sabiendas que son falsas, porque la esperanza les permitirá permanecer en el mundo de los vivos.
O en los jardines públicos avasalla a las minorías y reemplaza a la ley. Las encuestas de manufactura doméstica realizadas telefónicamente en la intimidad de la familia arrojan sorprendentes resultados en materia de proselitismo entre quienes se dejan dirigir con arreglo a las emociones.
DÉCIMO OCTAVO. El verdadero populismo implica la preponderancia de lo irracional, la explotación de los instintos, de las tradiciones atávicas, de los perjuicios ancestrales que por el hecho de estar arraigados históricamente en una sociedad son inmunes a la razón.
DECIMONOVENO. El líder totalitario debe ser amado, sí, pero también temido.
VIGÉSIMO. Los disidentes, los opositores, en todo caso una minoría, son traidores del pueblo y, por lo mismo, deben ser destruidos por presentar al antipueblo, una basura humana similar a los hambreadores, a los vende patria, a los saca dólares.
DECIMOSÉPTIMO. El populista entiende que el referéndum y la consulta popular sustituyen al Estado de Derecho. El discurso airado en la plaza.
VIGÉSIMO PRIMERO. Un buen populista respeta y vigila la integridad de los sindicatos ñángaras por representar las bases mismas de su poder.
VIGÉSIMO SEGUNDO. El populista eficaz es enemigo por disposición natural del pluralismo político al que atacará hasta borrar la menor huella de su existencia.
VIGÉSIMO TERCERO. Un populista que se respeta financia los presupuestos públicos imprimiendo moneda, dinero fresco, para no afectar el patrimonio del electorado y, además, contrata deuda en lugar de incrementar cargas tributarias por ser perjudiciales para los pobres.
VIGÉSIMO CUARTO. Un populista ortodoxo sostiene que “primero los pobres”, porque serán los primeros en ser pasados a cuchillo. Todo líder del pueblo se enriquecerá con el candor del pueblo.
VIGÉSIMO QUINTO. El populista acepta de antemano que la historia no la hacen los hombres, sino las masas.
VIGÉSIMO SEXTO. Si las reglas del mercado se oponen a las intenciones políticas de un populista, éstas deberán ser adecuadas a sus deseos en medio de ovaciones, sin detenerse a considerar las consecuencias sociales que padecerá el propio pueblo. Cualquier ley que se oponga al pueblo, encarnado en los gobernantes populistas, deberá ser ignorada por los líderes y por las masas.
VIGÉSIMO SÉPTIMO. Engañar a idiotas, a marginados, a desposeídos, a desesperanzados, a desempleados y moribundos no es un error ni un crimen ni un acto bajo y deleznable, salvo que a los líderes populistas se les descubra en el intento.
P.D: Los anteriores mandamientos son reflexiones de sesudos pensadores que, muchos de ellos, o son perseguidos o lo fueron por enórmes masas manipuladas, supuestas titulares de una verdad que un día se convirtió en astillas, junto con cualquier esperanza…
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SI LO QUE ANTES SE EXPONE PARECIERA UN SÍMIL DE ALGUIEN QUE USTEDES CONOZCAN, ES PURA COINCIDENCIA. SE TRATA SOLO DE PRESENTAR COMO UNA FOTOGRAFÍA DE CUERPO ENTERO LA MANERA DE COMO ACTÚA EL “PUPU-LISTA”
SE TE AGRADECE SI TE ES POSIBLE ENVIARLO A TUS CONTACTOS, TAL VEZ LO QUIERAN LEER