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3 de enero de 2010




¡DESPLAZADOS, REFUGIADOS O EMIGRANTES!


Sentados en la barra de un café dos jóvenes adolescentes conversaban. Su actitud daba a entender que su conversación tenía un trasfondo de melancolía y tristeza.

-No puedes hacer eso Raúl, no puedes marcharte.
¿Qué ha ocurrido para que tomes esa determinación?

-No Ricardo, nada ha ocurrido, pero la verdad es que no deseo seguir estudiando y decirle eso a papá sería como herirlo de muerte, tú sabes como son sus principios.

-Pero, ¿Y tu crees que no será para él más duro el saber que te marchas del hogar?

-Sí, se que será duro, pero estoy seguro que lo superará, no será lo mismo si continúo al lado de la familia como un bueno para nada, ya que él tiene muchas esperanzas en que logremos salir adelante.

-Raúl ¡Has pensado bien el paso que deseas dar! Analiza las consecuencias, no vaya a ser que te arrepientas de la decisión que estás a punto de tomar.

-No hermano, ya todo esta decidido, solo te pido que no digas nada de lo que hemos hablado, al momento de marcharme dejaré para papá y mamá una carta donde les explico sobre mi decisión. Solo me resta decirte que debes seguir adelante con tu carrera y que el día de tu graduación sea un gran día para los viejos y por supuesto para Raquel, cuida mucho de nuestra hermanita y ayúdala a seguir adelante.

Los dos jóvenes llegaron a su residencia a la hora del almuerzo y se sentaron a la mesa en compañía de sus padres y de su hermana menor.

A la mañana siguiente, Ricardo que dormía en la misma habitación con Raúl notó que su cama estaba arreglada como siempre puesto que su hermano era muy ordenado, igual todas sus cosas estaban en su lugar. Nada faltaba, por lo menos en el ambiente.

Luego de ir a la ducha salió a la cocina y le pregunto a su mamá si sabia de Raúl, si lo había visto salir temprano, a lo cual ella respondió.

-No, no lo he visto, es más pensé que aún dormía.

Ricardo sin decir nada, regresó a la habitación y comenzó a revisar las pertenencias de Raúl pero todo estaba en su lugar, excepto un jeans azul, y suéter del mismo color y un par de tenis blancos, lo que le hizo pensar que podría estar por allí, o haber ido al centro de la ciudad.

El papá de lo muchachos, el señor Ángel García se desempeñaba como gerente para una concesionaria de automóviles y cuando llegó para dar inicio a su trabajo, la persona que hacía labores de vigilancia en la empresa le hizo entrega de un sobre, diciéndole…

-Señor García, este sobre se lo dejó uno de sus hijos, estuvo aquí muy temprano.

El señor García se sentó frente a su escritorio abrió el sobre y comenzó a leer, a medida que sus ojos recorrían la misiva se iban llenando de lágrimas y cuando la había leído por lo menos tres veces, tomo el teléfono y marcó el número de su residencia. Su esposa tomó el teléfono.

-Lucía se encuentran por allí los muchachos.

-Solo Ricardo, Raúl salió temprano según me dijo Ricardo y Raquel ya se marchó para el liceo.

-Lucía, voy a decirte algo, pero espero que lo tomes con calma; esta mañana cuando he llegado a la oficina me han entregado una carta dejada por Raúl donde nos está informando que se marcha de nuestro lado e incluso de la ciudad. Expone algunos conceptos que jamás imaginé fluyeran de su cerebro a pesar de lo inteligente y decidido que ha demostrado ser. Dice además que no perdamos la confianza y la fe en él, que en ningún momento nos defraudará, pero que no nos molestemos en buscarlo, que todo esta bien.

Lucía sin poder contener el llanto, exclamó:
Ángel por Dios, ¿Que puede haber llevado a Raúl a tomar esa decisión? Tan buen hijo, todos lo amamos, lo único que le censurábamos es que últimamente ha perdido interés por el estudio, no entiendo.

-Tranquilízate Lucía, en cuanto regrese a la casa hablamos mas detenidamente, por lo pronto recemos y pidámosle a Dios para que todo le salga bien.

Raúl cursaba el segundo semestre de ingeniería civil, su hermano Ricardo estudia el primer semestre de administración de empresas, Raquel esta terminando su secundaria, Sus edades: 18.17 y 16 años respectivamente.

Cuatro años después.

Reunidos en el comedor de su casa el señor y la señora García, sus hijos Ricardo, Raquel y el prometido de ésta el joven abogado Agustín López.

Es el señor García quién toma la palabra y exclama:

¡Mi Raúl, nuestro amado Raúl! Cuanto diera por que estuvieras con nosotros en este hermoso día en que tú hermano recibe su título como administrador de la república. ¡Donde te encuentras muchacho! ¿Por qué te has olvidado de nosotros? Hijo te seguiremos amando eternamente.

Poco tiempo después suena el teléfono y Raquel que está en la cocina toma el auxiliar.

-Aló, aló, por favor hable más alto no le escucho bien… Ahora si, dígame, sí, sí soy Raquel, quien habla… Mi novio, no, está equivocado señor, será otra Raquel. Sí, mi mamá se llama Lucía y mi papá Ángel, pero, por favor, ¡Quien habla! Papá, dice que lo pase con el suegro. Habla tú para ver si se identifica.

El señor García tomó el teléfono.

-Aló, sí, habla Ángel García, lo escucho. ¡Dios Santo! ¡No puede ser! ¡Es que acaso estoy soñando! Lucía. Ricardo, Raquel, grito Ángel, es Raúl. ¡Gracias Dios mío por habernos escuchado!

Antes de pasar la llamada al resto de los presentes, entre otras cosas Raúl le dijo a su padre:

-Papá, no podía pasar por alto el que hoy mi querido hermano recibe su grado. Me encuentro tan feliz como lo están ustedes lo único que lamento es no poderlo tener cerca para darle un efusivo abrazo, pero ya habrá tiempo para ello. Papá, también debo decirte que tienes otra hija y una preciosa nieta, puesto que me casé y me nació una linda niña igualita a su mamá, por cierto tu nuera te envía besos y abrazos, la tengo aquí a mi lado; luego que terminemos te la pongo para que se conozcan por lo menos por teléfono.

-Papá, continuó Raúl. Cuando decidí alejarme del hogar me trasladé a Panamá, desde entonces vivo en Ciudad de Panamá. Comencé a trabajar como operador en el canal y a los seis meses de estar allí conocí en una visita que hicieran al canal a Helena y a su papá el señor Eráclito Doskas magnate naviero de origen griego, pero nacionalizado panameño. Me tomó gran afecto y me pidió trabajar para él en sus empresas. Me inicié como Gerente de uno de sus dos astilleros que tiene en el Istmo y comencé a estudiar Ingeniería Naval. Estoy a escasos meses de graduarme. Bueno, lo demás es historia romántica y triste, romántica porque hace dos años me case con Helena y por supuesto por el nacimiento de nuestra hija. Pero triste, porque mi querido suegro tuvo un accidente cerebro vascular y falleció hace seis meses.

-Escúchame papa, la próxima semana, específicamente el día sábado, estamos arribando a al aeropuerto de Maracaibo para que hablemos con más detenimiento. Bendíceme y estás pendiente de mi llamada para determinar hora. Besos viejo, y pásame a la familia.

Gritos de alegría se sentían en el recinto, hasta el joven abogado novio de Raquel disfrutaba de aquel emocionante momento y todos tuvieron a oportunidad de conversar con Raúl.

Durante la noche luego de haber asistido a la universidad para el acto de grado de la promoción de administradores, se hizo presente en la residencia de la familia García algunos familiares y amigos para extender sus felicitaciones al graduando e igualmente para disfrutar de una velada íntima, en familia.

La familia anhelaba que se llegar el día sábado, el día en que Raúl, su esposa y su hija arribarían procedente de Panamá. Hicieron los preparativos necesarios para el recibimiento del tan amado fugitivo.

A las cinco de la tarde en un avión de American Airline, descendieron los tan esperados viajeros, los abrazos, besos, bendiciones y las presentaciones de rigor no se hicieron esperar.

Luego de recibir sus pertenencias se prestaron a abordar los vehículos que los trasladarían hasta la residencia de los García.

Eran varias las unidades que se encontraban parqueadas en la terminal puesto que gran parte de la familia se hizo presente así como agustín el novio de Raquel, sus padres y dos hermanitos menores.

El jolgorio fue como era de esperarse, risas anécdotas y no faltaron las recriminaciones por la abrupta manera como se haba marchado Raúl pero dentro del marco de la alegría que representaba aquel hermoso reencuentro.

Helena la esposa de Raúl una hermosa rubia de porte escultural se desenvolvía, de la manera más natural, como si su relación hubiera estado muy ligada a la familia, cosa que fue del agrado de todos, que se sentían muy satisfechos por la forma como la dama entró, por la puerta grande.

A la mañana siguiente, Raúl fue el primero en levantarse y seguidamente lo hizo Helena, cuando el resto de la familia se levantó ya ésta había preparado el desayuno y todos se sentaron a desayunar.

Luego al terminar, Raúl los invitó a la terraza para conversar.

-Familia, dijo Raúl. Yo les debo a ustedes una explicación. De verdad que mi comportamiento no fue el mas adecuado, créanme que lamento profundamente el daño que haya podido causarles, porque conociendo a mi seres queridos no tengo la menor duda que la pena fue significativa. Pero no tuve otro camino, tenía que tomar una decisión, dura para todos pero algo tenía que hacer.
-Claro, fue un paso a ciegas sin detenerme a pensar como sería el final de la historia, pero era un riesgo que debía correr. ¡Me hacia de una carrera y luego qué! Profesionales de gran significación, con comprobada experiencia y excepcionales curriculum han tenido que abandonar el país por la imposibilidad de fuentes de empleo, debido a la política de destrucción del aparato productivo de la nación por causa de las nefastas medidas económicas instauradas por el régimen.

-¿Acaso esto no se ha acentuado durante estos cuatro años? ¡En que pudiera estarme ocupando! ¡Un ingeniero taxista, o un ingeniero buhonero! ¿Sirve de algo hacerse de una carrera en este país? De verdad que no me arrepiento de la decisión tomada y si el destino y Dios Todopoderoso no me hubieran brindado la oportunidad de conocer al señor Eráclito, igualmente no me arrepentiría de haberme marchado.
-Pero, todo lo pasado dejémoslo de ese modo, como una hoja ya leída, vamos a lo positivo de este hermoso reencuentro, pero no quiero ser yo el protagonista, quiero que sea Helena la que exprese lo que deseamos que se concrete.

Helena muy sonriente y emocionada toma la palabra para expresar.

-Raúl y yo hemos hecho muchos planes con relación a la familia. Los bienes dejados por papá fueron legados en su testamento a nombre de ambos, puesto que Raúl para él significó el hijo varón que nunca tuvo y lo amaba profundamente. Incluso antes de casarnos, y luego, bueno, que puedo decir, el nacimiento de nuestra hija fue para él una bendición. Lamentablemente solo pudo disfrutarla, mimarla y amarla durante dos escasos meses.

-Helena con la voz quebrada por la emoción del relato continúo.

-Bueno para que darle más vueltas al asunto, queremos que ustedes se vayan a vivir con nosotros, Nuestra casa es inmensa, mucha casa para habitarla solo tres personas. El señor Ángel si lo desea puede trabajar en los astilleros o en las almacenes del puerto, o en uno de los barcos, o simplemente se jubila, lo que le parezca mejor. La señora Lucía, dar las órdenes a los criados y mimar a su nieta. Ricardo, tú tienes mucho que administrar. En cuanto a ti Raquel, es una decisión que debes tomar junto con Agustín, puesto que están próximos a casarse. Al graduarte si vas a esperar hacerlo aquí o si decides irte y terminar en Panamá, ambos tendrán sus empleos asegurados.

Ángel intervino para expresar.

-Les confieso que me siento como si estuviera soñando. De verdad que agradezco infinitamente lo que hacen, pero faltan cuatro meses para la boda de Raquel y seis para su graduación, creo que sería cuestión de esperar ese tiempo para estar presente en los dos acontecimientos y que ellos tomen la decisión que crean les sea conveniente.

-Sí, intervino Raúl. Creo que es lo mejor, esperemos los seis meses, pero el que si se va con nosotros ahora mismo eres tu Ricardo, te requerimos desde ya, por supuesto que todos vamos a estar aquí para esas dos memorables fechas.

Seis meses después.

Luego de haberse celebrado la boda y la graduación de Raquel como comunicadora social ella y su esposo Agustín determinaron marcharse con el resto de la familia, donde les esperaban sus bien remunerados empleos; a ella como directora de relaciones institucionales de la corporación y a él como integrante del cuerpo de representantes legales de las empresas.

Un ingeniero naval, un administrador, un periodista y un abogado, debieron marcharse del país para no tener que ser buhoneros o taxistas con título universitario. ¡No existe futuro digno para libres de pensamiento aún ostentando lo más cimero de su capacidad intelectual, académica y profesional! ¡La mediocridad se ha enquistado en “EL MAR DE LA FELICIDAD”!

Los personajes del relato son ficticios. Lo dramático de lo que acontece en su contenido, desgraciadamente para los venezolanos es la más absoluta realidad.

FIN

Luís Varela Luzardo