¡PERSONALIDAD VS CIUDADANÍA!
La hipocresía, ruin e insana, el chisme y la adulación, son la más vil expresión
de peor bajeza humana.
La decencia, dignidad y honestidad comprobada, es una marca agotada
del hombre en la sociedad.
Don más preciado, lealtad, moral, humana belleza, honor irradia grandeza
y actuar con sinceridad.
Quien exhibe esto en verdad, y es honesta su actuación, irradia una sensación de gran personalidad…
Personalidad, no es solo vestir elegantemente, expresarse con fluidez, tener porte erguido o mirar a los ojos, ser un académico, científico, o en general un grande hombre en lo intelectual, profesional o de gran solvencia económica. Si careces de estos valores o practicas los antivalores que se expresan en el inicio: ¡Tu personalidad es solo de fachada!
Lo que expreso seguidamente, tiene relación con lo anteriormente expuesto. Se trata del concepto: “ciudadano” No menos de 95 por ciento de los latinoamericanos que nos encontramos residenciados en las ciudades, no nos merecemos ese digno calificativo, pienso que si apenas alcanzamos el de ser simples habitantes de la ciudad.
Para llevar con hidalguía y merecer llamarnos ciudadanos analicemos nuestro comportamiento para ver si encajamos dentro de ese concepto. Respetamos, las Leyes, Decretos. Disposiciones, Reglamentos y todo lo establecido por las respectivas autoridades. Respetamos y cumplimos nuestro horario de trabajo. No inventamos o recurrimos a suspensiones médicas ilegales para no trabajar. Los patronos cumplen con sus trabajadores no esquilmándoles sus derechos laborales. No recurrimos a la nefasta práctica del soborno a los funcionario cuando infringimos alguna Ley o requerimos obtener algún documento público. Conducimos por calles y autopistas respetando las señales de tránsito y a la velocidad establecida.
Respetamos los conductores los semáforos y los peatones cruzamos la calle por las esquinas y por el rayado correspondiente. No estacionamos los automóviles sobre las aceras. No caminamos los peatones por las calles. No estacionamos en lugares donde el rayado amarillo nos dice que está prohibido estacionar. No sonamos la corneta en lugares prohibidos. Le damos prioridad a los ancianos, discapacitados y a damas embarazadas para ocupar un puesto en un autobús o en el metro.
No atravesamos por los parques pisando la grama. No lanzamos desechos en las calles. No acostumbramos colarnos en los bancos, automercados, cines, en el metro o en cualquier lugar donde haya mucha afluencia de público, No nos llevamos subrepticiamente algo de algún lugar donde compramos, farmacia, ferreterías, automercados, etc., No sacamos los perros a la calle para que hagan sus necesidades y dejamos tirados los excrementos.
Damos las gracias, damos los buenos días, buenas tardes, buenas noches, decimos por favor. Podría enumerar muchas, pero muchas cosas más que debemos cumplir para que exhibamos con orgullo ese maravilloso calificativo de CIUDADANO. Si usted querido amigo o querida amiga, si se ha tomado la molestia de leer lo aquí expresado y se considera un ciudadano o ciudadana con personalidad, mis felicitaciones más fervorosas.
De no ser así trate de mejorar su comportamiento para ver si es posible que podamos bajar por lo menos ese 95 por ciento de habitantes de la ciudad y hacerlos ciudadanos de verdad, ya que en la medida que esto se logre, tenemos la posibilidad de descender del tercer mundo donde nos tiene ubicados nuestra actitud bananera…
Luís Varela Luzardo
de peor bajeza humana.
La decencia, dignidad y honestidad comprobada, es una marca agotada
del hombre en la sociedad.
Don más preciado, lealtad, moral, humana belleza, honor irradia grandeza
y actuar con sinceridad.
Quien exhibe esto en verdad, y es honesta su actuación, irradia una sensación de gran personalidad…
Personalidad, no es solo vestir elegantemente, expresarse con fluidez, tener porte erguido o mirar a los ojos, ser un académico, científico, o en general un grande hombre en lo intelectual, profesional o de gran solvencia económica. Si careces de estos valores o practicas los antivalores que se expresan en el inicio: ¡Tu personalidad es solo de fachada!
Lo que expreso seguidamente, tiene relación con lo anteriormente expuesto. Se trata del concepto: “ciudadano” No menos de 95 por ciento de los latinoamericanos que nos encontramos residenciados en las ciudades, no nos merecemos ese digno calificativo, pienso que si apenas alcanzamos el de ser simples habitantes de la ciudad.
Para llevar con hidalguía y merecer llamarnos ciudadanos analicemos nuestro comportamiento para ver si encajamos dentro de ese concepto. Respetamos, las Leyes, Decretos. Disposiciones, Reglamentos y todo lo establecido por las respectivas autoridades. Respetamos y cumplimos nuestro horario de trabajo. No inventamos o recurrimos a suspensiones médicas ilegales para no trabajar. Los patronos cumplen con sus trabajadores no esquilmándoles sus derechos laborales. No recurrimos a la nefasta práctica del soborno a los funcionario cuando infringimos alguna Ley o requerimos obtener algún documento público. Conducimos por calles y autopistas respetando las señales de tránsito y a la velocidad establecida.
Respetamos los conductores los semáforos y los peatones cruzamos la calle por las esquinas y por el rayado correspondiente. No estacionamos los automóviles sobre las aceras. No caminamos los peatones por las calles. No estacionamos en lugares donde el rayado amarillo nos dice que está prohibido estacionar. No sonamos la corneta en lugares prohibidos. Le damos prioridad a los ancianos, discapacitados y a damas embarazadas para ocupar un puesto en un autobús o en el metro.
No atravesamos por los parques pisando la grama. No lanzamos desechos en las calles. No acostumbramos colarnos en los bancos, automercados, cines, en el metro o en cualquier lugar donde haya mucha afluencia de público, No nos llevamos subrepticiamente algo de algún lugar donde compramos, farmacia, ferreterías, automercados, etc., No sacamos los perros a la calle para que hagan sus necesidades y dejamos tirados los excrementos.
Damos las gracias, damos los buenos días, buenas tardes, buenas noches, decimos por favor. Podría enumerar muchas, pero muchas cosas más que debemos cumplir para que exhibamos con orgullo ese maravilloso calificativo de CIUDADANO. Si usted querido amigo o querida amiga, si se ha tomado la molestia de leer lo aquí expresado y se considera un ciudadano o ciudadana con personalidad, mis felicitaciones más fervorosas.
De no ser así trate de mejorar su comportamiento para ver si es posible que podamos bajar por lo menos ese 95 por ciento de habitantes de la ciudad y hacerlos ciudadanos de verdad, ya que en la medida que esto se logre, tenemos la posibilidad de descender del tercer mundo donde nos tiene ubicados nuestra actitud bananera…
Luís Varela Luzardo
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