¡RIES Y VELAS POR TUS PADRES VIVOS, O LOS VELAS Y LLORAS CUANDO MUERAN!



La llegada de un hijo es algo extremadamente hermoso en la vida de una pareja, pero también suele muchas veces ser decepcionante, pues muchos de estos padres cuando requieren que sus hijos le brinden la atención que no por obligación pero si por solidaridad y afecto se merecen, son dejados a un lado sin ninguna consideración. Y cuando digo solidaridad y afecto, hago abstracción de obligación pecuniaria, me refiero a ofrecerles cariño, atención, presencia. “Reír con ellos, velar por ellos”.

Lo más dantesco de que esta actitud se haga muy recurrente es que desgraciadamente existen legislaciones para obligar a los padres de atender a sus hijos, a las esposas, a las concubinas, pero no existe nada que obligue a los hijos que deben atender a sus padres bajo ninguna circunstancia.

¡Ah! Pero cuando mueren, como se destrozan emocionalmente, los llevan a la mejor sala funeraria, lo entierran el mejor cementerio y por supuesto “los velan y los lloran”

Y aparecen los muy hipócritas ante sus amistades como los más abnegados y generosos.

Luís Varela Luzardo