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25 de octubre de 2009

¡MENSAJE AL PRESIDENTE!




















V.E.N.E.Z.U.E.L.A. P.R.I.M.E.R.O.

Mensaje de un hombre del pueblo, al Presidente de la República.

Lo que aquí expreso estoy casi seguro que no lo leerá, y en el supuesto positivo de que así fuera, el efecto sería igualmente nulo, porqué si usted ha hecho caso omiso a las súplicas de millones de compatriotas, sería presumido de mi parte pretender que le daría un ápice de importancia a lo que planteo.

Presidente, debo aclarar que no priva en mi ningún interés, personal, particular o de afinidad que me induzca a dirigirme a usted en esta primera y única ocasión; me guía solo el deseo de desahogar mi frustración, mi impotencia, al observar la forma equivocada y soberbia como está conduciendo la nación. No me cuento; (y eso me satisface en parte) entre las personas que lo aclamaron y lo eligieron presidente, porque cuando conocí su trayectoria después del cuatro de febrero, concluí que usted no era lo que al país le convenía para guiar sus destinos. Usted pretendió ser pintor y fracasó; pretendió ser beisbolista y fracasó, pretendió administrar un ente de las Fuerzas Armadas y fracasó, planificó durante diez años un golpe de estado y fracasó. ¿Podía ser lógico que a alguien con ese perfil se le entregara un país? ¿Cuáles otros resultados podía esperarse?

Pero lo más grave presidente es que no tuvo la fortaleza, la sabiduría y la humildad de hacer un gobierno con los mejores hombres y mujeres y se limitó a tomar como bueno a los adulantes y a los que le aplauden y se ríen de sus gracias y chistes.

Recuerdo que el día lunes después de las elecciones visité un amigo, que no tenía ni la menor idea que lo apoyaba, porque siempre lo había conocido como copeyano. Estaba celebrando su victoria y me presentó a varios de sus acompañantes dirigentes del MVR y dijo algo que no se me olvidará jamás “En realidad yo estoy muy contento por el triunfo de Hugo, pero lamentablemente su fracaso está, en que se va a rodear de los más audaces y no de los más capaces” Esa persona y que es mi amigo desde nuestra infancia, lo visité cinco años después y le pregunte si todavía apoyaba su proyecto, me dijo: “Luís, no la forma como ha conducido el país, pero en lo personal debo hacerlo por que es mi amigo.” ¡No pregunté nada más!

Los hombres y mujeres que le acompañan presidente, son todos de manufactura venezolana, no fueron importados ni vinieron de otro planeta, a usted se plegaron en su ruta a miraflores los que fueron desechados en la cuarta y que sus tropelías no las podían seguir cometiendo allí; y se escudaron en su mal llamada revolución donde encontraría terreno yermo para recultivar sus andanzas y por el otro lado los comunistas resentidos, que cargados por el odio que les produjo las derrotas a su pretensión de convertirnos en un colonia de cuba, (Y da la impresión que con usted lo lograron) han desahogado su morbo contra los que les adversaron y les combatieron su traición a la patria.

Usted presidente con su intolerancia nos esta demostrando una actitud; que nos hace pensar que es fruto del resentimiento social extraído de su infancia y que le ha sido imposible superar o es que simplemente odia a los venezolanos.

Lo que usted hace presidente, repartiendo la riqueza del país, sin antes suplir las carencias del mismo y de sus habitantes, me parece ruin y detestable. Es igual a un padre que tiene a sus hijos desnudos y con hambre, mientras lo que atesora se lo reparte a sus vecinos; ese padre tal vez mientras sea generoso con esos zánganos vecinos, reciba sus vivas y aplausos; pero su actitud de desamparo a los suyos está haciendo que pierda a su familia.

Al asumir la responsabilidad de dirigir el país usted se casó con alguien llamado Venezuela, ésta tenía 26 millones de hijos a los cuales usted le debe atención y respeto igual; bien sean pobres o ricos, hombres o mujeres, jóvenes o viejos. Usted presidente se encuentra al frente de una Nación, no de un conuco que sea proclive a dividirse en parcelas.

En lo personal presidente, no me importa si es usted o quién sea el Presidente de la república. No me interesa si está seis, doce años o toda su vida, no hay en mi ningún interés, ni político, ni económico; en mi solo priva el deseo de vivir en una nación: libre, democrática, sin resentimientos, sin odios, ni rencores. Qué no se hable de guerras, de armas, de violencia; donde prevalezca la paz, el amor, la tolerancia y la convivencia como hermanos. Por favor presidente, trate de corregir, rectifique; pero hágalo con honestidad.

Actúe como un ser racional, inteligente y decente; no es difícil: solo debe acatar y respetar la Constitución y las Leyes; juegue limpio sin sus tácticas asimétricas; así se prueban los hombres con honor enfrentando a sus adversarios bajo igualdad de condiciones, sin cartas marcadas o utilizando subterfugios o pretextos desleales.

Presidente, sus enemigos no son quienes le adversan, ellos son eso: sus adversarios; sus enemigos los tiene usted a sus lados y detrás, los mismos que lo adulan y aplauden, los que le mienten, los que se aprovechan de su buena fe o del grado de compromiso para esquilmar el país.

Este país presidente, tiene gran cantidad de gente honesta, y capaz aún no contaminada, si tiene la voluntad de cambiar, hágalo, pero no solamente usted, debe prescindir de una muy buena cantidad de miserables, incapaces y corruptos que desgraciadamente lo acompañan.

El contenido de lo aquí expuesto, carece del más elemental estilo literario y académico, porque mi capacidad con esos conceptos es muy limitado; solo he decidido expresar sin subterfugios y con meridiana franqueza lo que es mi deseo para este país al que tanto amo y que merece vivir en paz…

Luís Varela Luzardo

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